Había una vez una iluminación perfecta para leer…
La lectura nos trae una infinidad de frutos como: aumentar nuestro conocimiento, enriquecer nuestro lenguaje, incentivar nuestra creatividad, relajarnos, descansar, despejar la mente, soñar con lugares e incluso llegar a mundos lejanos, pero acaso ¿te ha ocurrido que de repente te aburres, no puedes concentrarte o te distraes fácilmente al leer? Puede ser que la luz que estás utilizando tenga mucho que ver.
Quizá tenemos un espacio dedicado específicamente a la lectura y al estudio como una sala, una recámara o un escritorio, en donde lo más importante es mantener una iluminación correcta que nos permita desenvolver la lectura de manera cómoda y sin inconvenientes.
Al leer mantenemos enfocada la vista en un solo punto: las palabras de la historia o tema que estamos disfrutando dispuestas una tras de otra, por ello lo ideal es tener bien iluminada la página completa para tener una claridad precisa de todas ellas. Esto lo logramos con una fuente de luz fría o blanca que no cree distractores como sombras o brillos en exceso, pero que tampoco nos haga forzar la vista.
Por otra parte, para obtener una mayor comodidad te recomendamos una lámpara flexible o dirigible que se adapte tanto a la posición de lectura, como al enfoque de tu libro, mira aquí nuestros productos especiales para que disfrutes de la experiencia de la lectura sin molestias.
Evita la luz fluorescente para leer, ya que aunque no es perceptible a simple vista, este tipo de tecnología parpadea de manera constante, lo que puede provocar cansancio al utilizarse de forma prolongada. Te aconsejamos seleccionar iluminación LED, una excelente aliada para los lectores de todas las edades debido a que no emiten calor, mantienen una luz uniforme, se adapta a distintos diseños, es más amigable para la vista y está lista para dar la vuelta a la página y continuar leyendo.
Por otro lado, existen distintos matices dentro de la luz blanca, con subtonos naranjas o azules, esta característica de la luz se llama “Temperatura de color” y se mide a través de los Kelvin (K) una escala que nos ayuda a definir si la luz es blanca cálida, blanca neutra o blanca fría.
Para leer y estudiar, la luz ideal es la fría (6,500 K) porque te ayudará a mantenerte alerta y concentrado, la luz más cálida puede provocar vista cansada.
Ahora que ya tienes todos nuestros secretos acompaña esa inigualable sensación de terminar de leer una buena historia con la luz correcta. ¡Amigo lector, sigue disfrutando de los maravillosos libros ahora con la luz ideal!
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