Las recámaras y su luz

2 febrero, 2012

Las tonalidades y la intensidad de la luz tienen efectos en la salud y en el estado de ánimo de quienes la reciben en cierto entorno, por lo que es necesario ambientar con una iluminación específica cada área de la casa, sobre todo tratándose de la recámara, que es el punto de inicio y del final de cada día.

Los colores provocan sensaciones capaces de cambiar nuestras emociones y actitudes ante la vida.

Por ejemplo, las tonalidades cálidas como amarillo, naranja y rojo dan sensaciones de mayor confianza y extroversión; inspiran acciones como conversar y socializar en un ambiente relajado. Este tipo de tonalidad es ideal para la luz general de la recámara, que debe ser intensa, y de las lámparas de noche, que deben ser más tenues.

Para ello puedes colocar un plafón con luz cálida como el PTL-8094/CR y apoyarte con las aplicaciones de pared TL-2020.

En cambio, las tonalidades frías (azul, verde, plata, blanco) traen sensación de equilibrio, dinamismo y frescura. En recámaras, donde se realizan actividades como vestirse, arreglarse o hacer ciertas tareas, es ideal tener lámparas de tonalidad fría o de día que permitan ver a la perfección cada detalle. Para ello resultan fantásticos los lineales fluorescentes.

Si estás pensando en darle nueva vida a tu habitación, puedes empezar con cambiar el tono de cada lámpara (cálido, frío y de día), según su función y el efecto que quieras lograr.

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